¿Por qué me pasan cosas malas? REFLEXIÓN

 

¿Por qué me pasan cosas malas? Reflexión cristiana sobre el dolor y la fe

Una de las preguntas más comunes que todos nos hacemos en algún momento es:
“Si Dios me ama, ¿por qué permite que me pasen cosas malas?”

El dolor, la enfermedad, la pérdida y las dificultades son realidades que marcan nuestra vida. Muchas veces, cuesta entender por qué suceden. Sin embargo, la Biblia no promete una vida libre de problemas, sino una guía y una esperanza para atravesarlos con fe.

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1. Vivimos en un mundo caído

La Escritura enseña que el pecado entró en el mundo a través de Adán y Eva, y con él llegaron el sufrimiento, la injusticia y la muerte (Romanos 5:12). Esto significa que el dolor no siempre es consecuencia directa de lo que hacemos, sino de habitar en un mundo quebrantado.

No podemos evitar todas las pruebas, pero sí podemos elegir cómo responder a ellas: con desesperación o con fe y esperanza.

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2. Las pruebas forjan nuestro carácter

Santiago 1:2-3 nos invita a tener gozo en medio de las pruebas, porque ellas producen paciencia y madurez espiritual.

Así como el fuego purifica el oro, las dificultades pueden purificar nuestro corazón. Cada desafío puede ser una oportunidad para crecer, aprender y desarrollar empatía hacia quienes atraviesan situaciones similares.

Ejemplo práctico: Una persona que supera una enfermedad puede convertirse en apoyo y motivación para otros que enfrentan el mismo diagnóstico.

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3. Dios está presente en medio del dolor

Isaías 43:2 nos recuerda: “Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.”

Este pasaje no dice que no habrá aguas ni fuego, sino que no estaremos solos. La promesa de Dios es compañía, consuelo y fortaleza en medio del sufrimiento.

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4. El sufrimiento no es el final de la historia

Jesús mismo advirtió: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).

La fe cristiana nos enseña que el dolor es temporal. Cristo venció al pecado y a la muerte, y en Él tenemos esperanza de un futuro sin lágrimas ni dolor. Lo que hoy parece derrota, en Dios puede convertirse en victoria.

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5. Cómo mantener la fe en tiempos difíciles

• Ora aun sin palabras. Dios entiende el clamor silencioso de tu corazón.

• Apóyate en la comunidad de fe. Compartir la carga con otros puede traer alivio y ánimo.

• Recuerda victorias pasadas. Si Dios te sostuvo antes, lo hará de nuevo.

• Alimenta tu espíritu. La Palabra es fuente de consuelo y fortaleza diaria.

• Confía en el propósito de Dios. Aunque no entiendas lo que vives, cree que Él tiene el control.

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Conclusión

No siempre encontraremos una respuesta clara al porqué de las cosas malas. Lo que sí sabemos es que Dios camina con nosotros en medio del dolor. El sufrimiento puede herir, pero también puede abrir la puerta a un crecimiento profundo y a una esperanza firme.

La fe no elimina las pruebas, pero nos da una nueva forma de enfrentarlas: con la certeza de que no estamos solos y de que todo, incluso lo difícil, puede transformarse en bien.

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Versículos de reflexión y esperanza

• Salmo 34:18 – “Jehová está cerca de los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu.”

• Salmo 34:19 – “Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová.”

• Romanos 8:28 – “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.”

• Mateo 5:4 – “Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.”

• 1 Pedro 5:7 – “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.”